lunes, 2 de enero de 2012

Capitulo 8


Me siento en la mesa junto con los chicos, todos están hablando de temas diferentes.
-Miren lo que encontré- Dice Nico sacando algo del bolsillo.
-¿Eso es un mapa?- le pregunto.
-Si, si, lo encontré en el cajón de mi cuarto.
-¡Genial! Entonces con él podremos saber como volver.
-Si, hay varios caminos por donde podríamos ir- lo dice mientras observa atentamente el mapa.
Se me ocurre una idea:
-¿Qué les parece si Lucas, y alguno que quiera acompañarlo, van  a la ciudad a comprar algunas cosas y de paso llevan a Margaret para que salga de este lugar?- no puedo evitar notar la cara de Margaret, con su mirada dice que me calle, pero la ignoro- digo, ya que hace muchos años que no ve otras personas, creo que le aria bien despejarse un poco.
-Me parece una idea estupenda- comenta Franco.
-Si, además, tenemos que comprar un par de cosas para comer-dice Lucas mirando a Margaret- No es que no me gusta su comida, es solo que se me antoja comer algo nuevo.
-Si, y nosotras queremos recorrer un poco- dice Mar mirando a Jael.
Margaret no tiene otra opción que aceptar, sé que no quiere ir, pero sería algo sospechoso si rechazara esta propuesta.
Van todos menos Anahí y yo, ya que puse la escusa de que alguien tendría que cuidar la casa en su ausencia.
Son las 16:00hs y Anahí esta en el patio tomando sol, y escuchando música con mis auriculares. Cuando veo alejarse a la camioneta, corro enseguida a la habitación de Margaret. Abro la puerta y voy directo a donde se encontraba la misteriosa caja que contenía una llave muy particular. La abro, y allí estaba, el vacio mismo… La llave no se encontraba.
Salgo de la habitación, pienso en donde podría estar, sentía impotencia, impotencia de estar en la situación perfecta para averiguar que secreto había de tras de esa puerta, y a causa de una llave, todo ese plan había fracasado.

Salgo al patio, Anah estaba metida en la pileta, yo me acosté en el borde de la misma, miraba al cielo despejado, sintiendo el aroma a verano, intentaba relajarme, pero era imposible, necesitaba saber donde estaba esa llave; pensaba “quizás se la llevo con ella”, y ese pensamiento deterioraba todas mis esperanzas.
-¡Emma! – al escuchar mi nombre, hace que todo lo que estaba pensando se desvanezca.
-¿Qué pasa Anah?
-Mira lo que encontré.
No lo podía creer, sinceramente, no lo podía creer, era la llave, Anahí la encontró en el fondo de la pileta; yo pensaba, ¿a caso habrá sido Ann que la coloco ahí en el momento justo para que Anah la encontrara?, la verdad ese no era mi mayor preocupación, solo quería abrir esa puerta y descubrirlo todo.
-Dámela- le ordeno a Anahí- que la llevo a dentro así luego se la doy a Margaret.
Anah me da la llave, y disimuladamente, con mi cara de póker, sin levantar la menor sospecha de que algo tramaba, entro a la casa, subo rápidamente las escaleras, me paro enfrente de la puerta y me quedo allí, pensando, si abrirla o no.
Estoy a punto de colocar la llave en la cerradura cuando una voz me interrumpe.
-Ten paciencia.
Me doy vuelta bruscamente y la veo a Ann
-Necesito saber que hay- le digo- este misterio me está torturando.
-Lo sé, pero todo a su debido tiempo- se me acerca a mi lado, me agarra la mano y dice- Yo deje la llave en la pileta para que vos la encuentres, porque mi mama, Margaret- en su voz se nota algo de desprecio- la había dejado en un lugar que jamás encontrarías.
-Pero no entiendo, ¿Por qué no puedo abrirá ahora?
-Confía en mí. -Y luego desaparece.
No entiendo, toda esta situación me está matando. Guardo la llave en mi bolsillo y vuelvo al patio, decepcionada, angustiada. No puedo creer que estuve a centímetros de saber todo, pero por alguna razón, debo esperar, ¿Esperar cuanto?. Quizás de alguna forma me daré cuenta de cuando podre abrir esa puerta.

Llegan los chicos en la camioneta, miro la hora, y veo que son las 18:00hs. Observo cuando Margaret se baja del auto, me mira con esa mirada penetrante que tanto la caracteriza, y yo se la devuelvo.

Estamos sentados en el patio observando la hermosa noche, el aire es cálido y refrescante. No puedo dejar de pensar que en 2 horas es mi cumpleaños ya que son las 22:00 del día 14.
Los chicos me confesaron de que cuando fueron a la ciudad, aprovecharon y compraron muchas cosas para celebrar mi cumpleaños hoy a la noche luego de las 00:00hs. Estoy muy ansiosa.
Los chicos comenzaron a cocinar un asado en la parrilla del patio, mientras nosotras nos bañábamos en la pileta. Tengo la mente despejada, por un momento me olvide de todo, la estoy pasando muy bien, escuchamos buena música y disfrutamos el momento.
-Ya está la comida- gritan los chicos.
Salimos con las chicas de la pileta y vamos directo a la mesa que pusieron en el patio.
Cuando terminamos de comer traen el postre, una torta, y me cantan el feliz cumpleaños.
Al final decidimos meternos todos juntos a la pileta, todos menos Margaret, que está sentada en una reposera observándonos fingiendo estar disfrutando del momento, nadie lo nota, pero yo me doy cuenta de la falsedad en su rostro.
Cuando termina el festejo, cada uno se dirige a su cuarto a descansar.

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